Esta pequeña y curiosa república que más de uno no conocería si no tuviera selección de fútbol, sólo ha sido invadida tres veces a lo largo de su historia. Si miramos en la Wikipedia encontramos:
En 1503, César Borgia, ocupó la república hasta su muerte pocos meses después.
En 1739, el Cardenal Alberoni volvió a invadir el pequeño estado pero la desobediencia civil y las protestas ante el Papa Clemente XII para obtener justicia dieron resultado. El estado fue reconocido por Napoleón en 1797 y en el Congreso de Viena en 1815.
La última ocupación del país ocurrió en 1944. San Marino era neutral en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el ejército alemán lo ocupó durante su retirada y fue seguido por los aliados. Estos últimos sólo permanecieron unas semanas.
Pero lo mejor de todo es que la historia de la última y breve ocupación que se produjo durante la II Guerra Mundial tiene una curiosa anécdota que cuenta Jesús Hernández, en su libro "LAS CIEN MEJORES ANÉCDOTAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL" de Inédita Ediciones.
San Marino permaneció neutral durante toda la guerra intentando no meterse en jaleos, pero quiso demostrar al mundo ya en 1944, con la guerra declinando para los alemanes, su repulsa contra los nazis. Esperó a que los aliados en su ataque dejaran muy atrás a San Marino y cuando creyeron que ya no había peligro, declararon la guerra a Alemania. Lo curioso es que los alemanes lanzaron una contraofensiva e hicieron retroceder al ejército aliado, con lo cual los de San Marino, viendo que los alemanes se acercaban y temerosos de durar apenas unas horas, se rindieron, pero curiosamente ¡se rindieron por teléfono!
Posteriormente, cuando los aliados volvieron a reconquistar la zona, esperaron mucho tiempo para que no les volviera a pasar lo mismo y ya cuando la derrota nazi era imparable y un hecho cantado volvieron a declarar la guerra a Alemania.
En este libro se cuentan otras anécdotas divertidas, como el asombro ante los inodoros de los soldados rusos que ocuparon Viena. Muchos de ellos provenían de aldeas y pueblos rurales sin agua corriente ni nada que se pareciera a un cuarto de baño. Según parece, inicialmente creyeron que se trataba de ¡refrigeradores para conservar alimentos dentro de un recipiente con agua fresca!.
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