En 1996 se publicó un libro titulado "Notas de Cocina de Leonardo da Vinci", editado por "Temas de hoy", en el que se comentan un montón de normas de urbanidad en la mesa que son citadas por muchos autores como un ejemplo de la amplitud de miras de este genio que también se preocupó de la sociedad que le rodeaba, además de sus inventos. Esto no tendría nada de raro si no fuera porque las normas son de rompe y rasga y desde luego lo terrible es que cuando se imponen o aconsejan esas normas por parte de Leonardo era ¡porque alguien hacía en la mesa lo que decía Leonardo y seguramente de forma habitual! Aquí tenéis algunas de las normas (entre otras muchas) que salen en este libro, desde luego nuestros antepasados eran lo más cercano a un cerdo en la mesa:
- Ningún invitado ha de sentarse sobre la mesa, ni de espaldas a la mesa, ni sobre el regazo de cualquier otro invitado.
- No debe tomar comida del plato de su vecino de mesa a menos que antes haya pedido su consentimiento.
- No debe poner trozos de su propia comida de aspecto desagradable o a medio masticar sobre el plato de sus vecinos sin antes preguntárselo.
- No debe limpiar su cuchillo en las vestiduras de su vecino de mesa.
- No debe morder la fruta de la fuente de frutas y después retornar la fruta mordida a esa misma fuente.
- No debe escupir frente a él.
- Ni tampoco de lado.
- No debe hacer ruidos como de bufidos ni se permitirá dar codazos.
- No debe poner los ojos en blanco ni poner caras horribles.
- No debe hacer insinuaciones impúdicas a los pajes de mi señor ni juguetear con sus cuerpos.
- Tampoco puede prender fuego a su compañero mientras permanezca en la mesa.
- Y si ha de vomitar, entonces debe abandonar la mesa.
¿Qué os parece? Cualquiera comía con tíos que daban bufidos, le ponían trozos de comida a medio masticar al otro en la mesa o directamente le prendía fuego y, por supuesto, si vomitaba por lo visto lo hacía allí mismo.
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