Esta es Deinococcus Radiodurans, nuestra simpática mascota. En caso de una guerra termonuclear total ella sería la única superviviente, y sería su triste cometido repoblar el planeta.
Dejale algún mensaje de amor y cariño.
I want to believe
Logo oficial de la plataforma "I want to believe", cuyo objetivo es ayudar a los becarios y estudiantes de doctorando dándoles apoyo moral de todo tipo. Sí, amigos, hay luz al final del tunel, y no siempre se trata del tren que viene a arrollarnos.
Acertijo Papelera
Él empezó negociando con los Pawnee, y su amigo tuvo una vez una flecha tres años clavada en la espalda, hasta que se la quitaron sin anestesia. Sin embargo, hacia 1843, juntos, y sin ellos saberlo, faltaría más, hicieron algo que ayudó a configurar el actual mapa de su joven país. ¿Qué fue lo que hicieron, y a qué favoreció? Pincha aquí.
Pues lo he conseguido, he vuelto de Colonia de una pieza. Sobreviví al frío, al hielo en las calles y a la interminable cabalgata de carnaval, a los gritos de Alaaf! y Kamelle! y la a comida callejera. Sin embargo creo que no he vuelto muy cuerdo: empieza a gustarme el Deutsche Schlager y todo lo Kölsch (que es como lo Kitsch pero peor). Da simmer dabei! Dat is prima! Viva Colonia!
Lo primero: la cabalgata de carnaval es simplemente interminable. No sé exactamente cuánto, a las cuatro horas de gritar Alaaf!(*) y Kamelle!(**) ya no podía más y me fui a por una Bratwurst. Todo empezaba a parecerme ya una versión en cabalgata de la música de Phillip Glass. Pero la gente Kölsch de verdad, que por supuesto iba disfrazada, sí que aguantó.
Típica empalizada de carnaval.
Lo segundo: a similitud de la Kengerzoch de la aldea del arce (i.e. Jülich), las cabalgatas lanzan miles de caramelos a las multitudes, pero a diferencia de la anterior, los que se amontonan para recoger los sagrados Kamelle no son niños sino jovenes borrachos que bailan con su botella de kalimochen o como coño se diga en Kölsch (yo propongo Kamoochen).
Lo tercero: si no tienes lo que hay que tener, por más que grites Alaaf! y Kamelle! no te vas a llevar caramelos. O bien corres riesgos y te bajas a la barandilla:
Todo por los Kamelle.
O desarrollas herramientas de recolección de Kamelle:
Y bueno, por lo demás pues que muchas cabalgatas tenían un fuerte contenido político, como suele ser, pero en general bien presentado, con mensajes en ocasiones muy universales (y aplicables a cualquier país). Una pena que no pudiese pillar una buena foto de la cabalgata Kultur-Politik, porque era genial. En fin, fue un Rosenmontag bastante entretenido.
(*) Saludo carnavalesco.
(**) Invocación sagrada a los caramelos (para que caigan del cielo).
¶
El Carnaval se vive con pasión en las cercanías de Colonia. Me quedé sorprendido hace dos años en mi primer Altweiber cuando la gente vino disfrazada al trabajo (los que vinieron, claro) y luego, en el pueblo, también estaban todos disfrazados (menos los chinos y algunos postdocs). Era como vivir en un pueblecito del Animal Crossing (de hecho ese juego resume mucho de los aspectos de mi vida en los últimos tres años).
Ayer lo que me sorprendió mientras visitaba Colonia fue ver como construían empalizadas alrededor de los comercios, supongo que para protegerlos del vandalismo carnavalesco (el número de personas disfrazadas aumentaba exponencialmente conforme llegaba la noche). Era exagerado. Una pena que no tuviese mi camara.
Y hoy, en la aldea del arce, era el Kergerzoch (o Kinderzug, la cabalgata de los niños), que la verdad no esta nada mal para lo pequeño que es el pueblo. Los temas espaciales fueron este año los favoritos en la cabalgata:
Der Enterprise, ja wolh!
Como no, vine con una buena bolsa para recoger mi Karnevalsbeute (botín de carnaval):
Karnevalsbeute (Schätze ohne Ende für mich)
Mañana toca el gran Karnevalszug de Colonia, en donde ya llevan desde Altweiber disfrazados a todas horas. Si sobrevivo, lo de las empalizadas me dio muy mal rollo, ya pondré algo por acá.
P.D. ¡Al fin lo del cromos ha dejado de ser la última noticia! Era casi insultante para la inteligencia.
Google ha lanzado su última arma para dominar el mundo, Google Chrome OS. Todavía es beta, nadie la tiene, pero su mensaje es claro: "esto es lo que viene, estáis avisados".
Por fin veremos el advenimiento de la nube. Por fin podremos usar terminales tontos sin preocuparnos de actualizaciones de software o de hardware. ¿Llegarán por fin los pantallones teles/ordenadores-tontos con Google Chrome OS?, ¿el todo en uno soñado? ¿El Elegido?
Hoy Papelera está de enhorabuena pues ha logrado resucitar un poco y unirse a la celebración mundial. Los Visitantes están aquí, y vienen en paz.
Y para los escépticos, ahí van algunas pruebas de que esto va en serio:
En el año 2000 sólo había un par de marcas de bebidas de soja en España, y Herr Spock las compraba diciendo "esto es el futuro". Hoy en día todo lleva soja, y Herr Spock ha dejado de consumirla.
En el año 2006 nadie había oído hablar de los gatos chinos de la suerte que saludan moviendo eternamente su manita, y Herr Spock consiguió uno de importación desde Escocia diciendo "esto es el futuro". Hoy están por todas partes, y Herr Spock sólo le pone la pila al suyo durante los Torneos Wii.
> Prusia sigue viva, ¡¡no!! (historias de mi oído interno, parte 4) <
Bien, ¿por dónde nos habíamos quedado? Ah, sí, que durante esos diez preciosos días de verano en el hospital me pusieron hasta el culo de cortisona. No paraban, cada día un poco más, hasta que me dejaron la piel como la de un bebe, ¡y es que la cortisona es una maravilla para el cutis! Al llegar al hospital alucinógeno de Aquisgrán estaba acojonadísimo porque me había olvidado el champú anti caspa. En un par de días, según mis estimaciones, el hospital estaría lleno de nieve. Pero esto nunca ocurrió. Los médicos se dieron cuenta y decidieron ponerme de cortisona hasta el culo para evitar la tragedia. Ni caspa, ni piel seca, ni culito irritado por el papel de lija higiénico.
Pero por ahí no es por donde iba la historia. La cosa es que salí del hospital, con un papelito recomendándome un tratamiento durante dos meses con cierto medicamento, pentoxifilina.
El primer problema fue que con el papelito del hospital no podía conseguir la medicina en las farmacias. En España hubiera bastado: tendrías que haberlas pagado de mi bolsillo, pero me las habrían vendido al menos. En Alemania no: hay mucho más control en las farmacias y están orgullosos de ello. Tenía que ir primero al médico a que me la recetaran. No hubo problema. La primera caja (unos 15 días) conseguida.
El segundo problema llegó con la segunda caja. La otorrino iba a estar de vacaciones cuando se me acabará la caja, así que me pasé por la consulta un poco antes para que me la recetaran (ya les vale, podrían haberme recetado para dos meses y más fácil), y entonces me dijeron que no, que para la segunda receta debía ir uno o dos días antes de que se me acabase la caja. De lo contrario tendrían problemas con el seguro. Y como ellos estaban de vacaciones, tendría que pedir la receta a un médico general al que le tendría que explicar mi problema y tratamiento. ¿Mandelocualo? ¿Por una caja de unos quince euros?
En fin, que el sistema prusiano seguía vivo en la sanidad alemana. Es imposible conseguir una medicina con receta sin ella, y los médicos te van a poner pegas si eres de seguro obligatorio para darte la receta. Por otra parte no sabía si un médico cualquiera que no me conocía de nada me recetaría o no. Tras esto, y otras cosas que ya contaré, estoy seguro que los alemanes son "rule-based entities". Así que, por si las moscas, había que subvertir, o al menos sortear, el sistema médico alemán de sometimiento y disciplina. No sé, con todo lo que había pasado, la prolijalidad del sistema alemán era la gota que colmaba el vaso de mi paciencia. Era obvio lo que había que hacer: pedir por adelantado las medicinas a España (y que me las mandase mi familia por correo) para no quedarme sin la pentoxifilina en caso de que el médico general me las negase.
Por suerte todo fue bien, conseguí ración triple. Una caja de España, y el médico general, que sí parecía tener algo más de sentido común con el tema de la prescripción de medicamentos, me recetó una caja mayor que duraría un mes. Por supuesto todo ello previo pago de los diez euros por consulta necesarios si tienes el seguro obligatorio (en vez de privado, de igual manera que hay que pagar también unas tasas en caso de hospitalización, por ejemplo, debido a que los médicos se están quejando mucho de que los pacientes de seguro obligatorio no son rentables, pero en fin, ¿cuándo ha funcionado económicamente con holgura un sistema médico?).
La cosa, claro está, todavía podía complicarse más. Un mes después de salir del hospital me hicieron una revisión en Aachen, y como hubo una cierta mejoría con mi oído, me recomendaron seguir con el tratamiento por tres meses en vez de dos. Le pasé las pruebas a mi otorrino en la aldea del arce, y me dijo que no, que de más tratamiento nada de nada porque probablemente ya no iba a obtener ningún resultado. Obviamente comprendía su punto de vista: no existe evidencia estadística firme de que la pentoxifilina ayude contra la perdida de oído súbita, claro que el punto de vista del médico de Aachen también era muy razonable: if it works, don't touch it! En fin, como las pastillicas no me van a hacer ningún mal, mejor tomarlas por si acaso. Bueno, en realidad no sé si este era su punto de vista, tal vez creyese realmente que eran útiles. Ni idea, por que aquí nadie me ha explicado nada en condiciones.
En cualquier caso, dada la falta de confianza que me despertó mi otorrino tras lo de los problemas con el seguro, o no ofrecerme la más mínima solución para el acúfeno salvo acostumbrarme (no sé, al menos podía haberme preguntado cómo lo llebaba, me gusta notar algo de empatía cuando voy al médico), pues preferí hacer caso al de Aachen. Sólo me faltaba una caja más para completar el tratamiento: a pedirla a España, y todo solucionado.
Mientras, gracias a las posibilidades de autodiagnóstico mediante youtube, he descubierto que estoy empezando a recuperar algunos agudos, no mucho, pero algo. Como es de esperar, determinar la causa de mi mejoría es simplemente imposible.
¶
En fin, después de que en el último workshop al que fui un doctorando llevara una camiseta de rock, paper, scissors, lizard, spock, empiezo a pensar que esta serie es un peligro para las nuevas generaciones. Estuve por hacerle un comentario del tipo: "ey, veo que no te preocupa en absoluto tu futuro en la física". Deberían poner un aviso de sólo recomendado para Ph.D.'s o algo así al comenzar la serie.
¶
No hay nada como la visión fresca y libre de prejuicios que los inmigrantes tenemos de otros países. Sin embargo, durante mi primer año en Alemania sólo conocía mi propia opinión de este divertido país, ya que los chinos, con los que más me comunico, parecen no tener opinión, y los rusos parecen seguir viviendo en mitad de la segunda guerra mundial (y simplemente odian Alemania). Así que cual fue mi sorpresa cuando me encontré los vídeos de Rewboss, un inglés que vive en Alemania, y cuya forma de entender este país me ha marcado. Un auténtico crack el tío. Y para muestra esta magnífica historia reciente de Alemania:
O el increíble "Cómo casarse en Alemania"
(Un amigo alemán que se casó con una amiga española me ha dicho que sí, que realmente es así... de hecho fue más complicado, tuve que acompañarlo a la embajada española para firmar que no había ningún impedimento por el que pudieran casarse.)
¶
Zoológico de mi corazón, siempre confuso y rastrero, ¿cuál es mi manera de resolver los problemas del mundo? ¿soy en secreto un comunista o quizás un neoliberal?
Para responder estás preguntas, y de paso divertirme (por el momento sólo lo primero), me decidí a hacerme una cuenta en un juego on-line de política ficción, nation states, y creé mi propio país, hecho a la medida de mis tendencias políticas, Gonorrhesia.
La cosa es sencilla, una o dos veces al día tienes que decidir como resolver un problema de tu recién inventado país, y hay varias opciones. Unas son más conservadoras, otras más liberales, quizás no haya ninguna de tu gusto, o no puedas resistir picar en la que te parezca más extravagante. Según como respondas, tu país va evolucionando, y también su clasificación política. En el caso de Gonorrhesia, el sistema político siempre ha basculado entre "inoffensive centrist democracy" y "left leaning college state", lo cuál me da una idea de por donde ando yo.
Entre las cosas que han sido fáciles de decidir estaban eliminar el copyright, crear un sistema de salud público, aprobar el matrimonio gay, obligar a las organizaciones religiosas a pagar impuestos como todos los demás, normalizar las relaciones de pareja alternativas, como el sadomaso, o dejar que cada cuál decida si quiere seguir las normas culturales de Gonorrhesia o las de su país de origen según les venga en gana (lo de integración por cojones va en contra de la libertad individual, que es uno de los ejes en los que se basa Gonorrhesia).
Últimamente, sin embargo, me encuentro en un atolladero. Los impuestos ya son muy altos, así que evito crear nuevos servicios públicos, y el sector privado no termina de despegar, pero la última medida para revitalizarlo, privatizar las playas, me parece exagerado, aunque me lo estoy pensando. También hay algo sobre política lingüística, pero no encuentro la opción adecuada para mí: o exijo el unilingüismo o transformo el país en una esquizofrenia lingüística al estilo de Bélgica. No está mi opción favorita: que cada cuál hable lo que le de la regalada gana.
Así que tras esta falta de soluciones satisfactorias estoy por retransformar mi país en algo distinto, quizás reinstaurando la inquisición. Me sorprendió mucho que me llegase una propuesta para crearla llamada "Nobody expects the Gonorrhesia inquisition!", que me encantó dado que el motto de mi país es "Nobody expects the gonorrhesian inquisition!". ¿Hora de cambiar mi estilo de gobierno?
¶