¡Qúe fácil es ponerle una capa , un antifaz y un traje de licra ceñido a
cualquier mojigato y decir: ahí va un superhéroe! ¿Pero alguien se ha
parado a pensar cuántos de esos mequetreces son verdaderos
superhéroes? Sólo hay una cosa clara: un villano es una persona
malvada que hurde un plan para dominar el mundo. Los villanos no
tienen ningún peligro, porque normalmente son imbéciles. Y además, como su
plan no va más allá, si alguno dominase el mundo alguna vez no sabría que
hacer entonces, y así abandonaría su posición. Pero por si acaso, están
los superhéroes, que son seres sobrenaturales,
normalmente norteamericanos, que en su infinita bondad vienen a
librarnos del insalvable peligro de los supervillanos. Aunque lo único que
hacen es protagonizar vergonzosas reyertas que sólo sirven para que
dibujantes de cómic y directores de cine hagan su particular
agosto.
Pero enfrentémonos al concepto: superhéroe = súper + héroe. Lo de
héroe simplemente se refiere al valor de enfrentarse solo al peligro en
lucha por la salvación de la humanidad, o de una reducida parte de ésta,
aunque esto suponga eliminar a una porción no americana mucho mayor. Lo
importante está en el prefijo: "súper". Un superhéroe tiene superpoderes,
y aunque parezca una obviedad, hemos olvidado eso. Oiga, perdone, Batman
no es un superhéroe, es un millonario que se construyó un montón de
aparatejos para volar y y hacer acrobacias. Pero Batman, sin su batmóvil y
sin su traje de cuero modelo sadomaso, es tan
pardillo como Chema el panadero de Barrio Sésamo. ¿O alguien pensó que el
Gran Héroe Americano era un superhéroe? No, dependía de su traje para
volar. Por algo no es el Gran Superhéroe Americano. Y es que
deberiámos replantearnos la idolatría a todos estos mitos de la
infancia, la mayoría de los cuales no van más allá que James Bond, Indiana
Jones o Calzoncillo Man. Sí, bueno, su tarea es muy loable, pero ni vuelan
ni tiene visión láser. Así mismo, esta revisión del concepto de superhéroe
nos obliga a meter en el saco a un montón de personajes menospreciados.
Por ejemplo, Doraemon desafía
constantemente las leyes de la Física, Goku llegó un día en el que de
pronto volaba. Asterix no es un superhéroe, porque depende de la
poción mágica, pero Obelix sí. Vale que se cayera en la marmita de
pequeño, pero desde ese momento ya no necesitaba la poción: su
organismos sufrió un cambio. Igual que Spiderman, que al principio era el
tonto de la clase y desde que le picó la araña se puso chulo y ya era
superhéroe. ¿Peter Pan es un superhéroe? Pues a medias, porque para volar
necesita los polvos mágicos, pero también lo de los
pensamientos alegres, así que la mitad es mérito suyo. Y uno que nadie se
ha parado a pensar: Jesucristo. Jesucristo fue el mayor superhéroe de
todos los tiempos, y no es porque andara sobre el agua ni porque
resucitase a los muertos, que eso ya lo hace el Samur: es que
convirtió el agua en vino. Que a eso no tiene cojones ni supermán, que fue
el listo al que se le ocurrión que dándole vueltas a la Tierra al revés el
tiempo iría hacia atrás. ¡Qué lumbrera!
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